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Viaje al mundo literario narrativo y poético de este escritor a través de toda su obra.



viernes, 23 de julio de 2010

Largo ha sido este día


Esta autobiografía se divide en seis capítulos y cada uno empieza con un epígrafe que es siempre una máxima del autor norteamericano de comienzos del siglo XX, Scott Fitzgerald ; es una obra autobiográfica que describe los primeros años de vida del escritor, quien utilizando de manera magistral una prosa lírica involucra las historias vividas cronológicamente a finales de la década de los años 40 y comienzos de la década del 50. El autor hace una descripción del lugar sobre el cual centrará toda su autobiografía, su casa y todo el pueblo de Ciénaga, plasmando así la idiosincrasia de los pueblos y caseríos de la zona norte de Colombia, al lado del mar Caribe e incluyendo personajes familiares como su madre, su padre, sus abuelos, etc., y dando prioridad a otros afines a su niñez como la India Marina. De igual manera hace referencia a personajes del pueblo los cuales, a través de su voz, relatan historias que se conjugan con su imaginación, detallando así sucesos históricos importantes para la vida nacional y local, además de hechos míticos, culturales y religiosos contados con excelente uso del lenguaje. Mezcla el pasado, el presente y el futuro, lo que fue, lo que es, y lo que posiblemente será. Su memoria involucra recuerdos propios y colectivos de los orígenes y evolución del pueblo. Crespo regresa siendo adulto a su pueblo natal, y empieza así a escribir esta autobiografía reflexionando y recordando, mientras siente y observa los lugares de su niñez.
En general, el capítulo I expone situaciones como la muerte de su padre, las calles polvorientas del pueblo; describe acciones como la llegada al pueblo de Ciénaga de un prestidigitador, la creencia en la fantasía, y la ilusión de los ignorantes; refleja la inocencia de su niñez, la magia del tiempo, las historias que cambian la realidad en maravilla como la que expone en la página once del texto sobre el pan y las monjas. Encontramos relatos de caballos de ocho patas y mariposas de seis alas, la devoción de los fieles a la iglesia, la creencia en los santos, habla de hombres sabios que saben leer los signos de la naturaleza y por quienes se observa en su escribir una gran admiración, cuenta historias que se vivieron en diferentes casas de la aldea haciendo extrema descripción en los detalles que la componen.
En el capítulo II Crespo se centra en sus recuerdos, lo que sentía al caminar, mirar y pasar por diferentes sitios con los cuales descubría recuerdos anidados en su alma, nos poetiza sobre la sabiduría popular, las inquietudes de su infancia, hace reflexiones y nostalgias sobre los hechos que le rodearon; históricamente hace referencia, entre otras, a la guerra de los mil días y a la masacre de las bananeras.
En el capítulo III los recuerdos están centrados en el patio de su casa y en los relatos contados por Nicolás Granados, un amigo de su abuelo; revive sus ocho años de edad, busca el sentido de la vida, habla de Ciénaga como pueblo, como lugar, hay disertaciones sobre lo que es el tiempo, los sueños, la niñez y los recuerdos mismos.
En el capítulo IV muestra las historias y discernimientos de Alejandro Amarales sobre la religión y algunos otros personajes de la aldea; empieza la historia de los Sectarios, un grupo religioso que tuvo mucha influencia en la comunidad de Ciénaga; a través de sus personajes se cuestiona sobre la vida y el tiempo. Al final relata la vida y muerte de un caudillo que existió varias décadas antes de su nacimiento (personaje construido a partir de caudillos reales como Anacreonte González y César Riascos, símbolos del poder político y del latifundio de la época) y se observa la habilidad del autor para poner en boca de otros los recuerdos, como lo hace con un discurso dado por el caudillo en mención.
En el capítulo V continúa con la historia sobre los Sectarios, explica en que creían y no creían los cienagueros, escribe sobre la muerte de su abuelo, la historia nacional, la religión, y casi todo lo acontecido con un personaje que existió en Ciénaga al cual llama el Vidente o el hombre de harapos con broche de zafiros, que aparece para la década de los 50 e inicia todo un movimiento social.
En el capítulo VI empieza a detenerse en el anochecer y se despide del lugar al cual había llegado al atardecer.

CRESPO, José Manuel. (1987). Largo ha sido este día. Bogotá: Plaza y Janés.