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Viaje al mundo literario narrativo y poético de este escritor a través de toda su obra.



lunes, 26 de diciembre de 2011

Un diciembre en la vieja Ciénaga

"evocaban los diciembres en que a la sombra de lo higuerotes, las ceibas y los caracolíes donde los arrendajos entretejían esos nidos que colgaban lo mismo que faroles oscuros de las ramas, se improvisaban parrandas a punta de acordeones, tambores y ron blanco, esos años perdidos en que las gentes de Ciénaga cruzaban cardenalitos púrpuras pero mudos con canarios de un amarillo suave y en los patios cundidos de parrales y de rosalabanas se sentían unos trinos y gorgoteos parecidos a chorritos de agua nueva y los forasteros preguntaban dónde se conseguían esos pájaros rojos, y lo mismo que unos niños que se quedaran mirando la estrella de los deseos, hablaban de una esfera de diamante sumergida en una gruta marina de las islas donde dormía la primera pareja que hacía miles de lunas había salido de Jamaica, y de los ríos que a la vista de los propios cienagueros se habían ido perdiendo en los arenales y sus conciencias estaban en silencio pero en actividad como los bosques mientras la sombra de los montes los apretaba lo mismo que un luto espeso y entre las amalgamas de los sueños se iban bebiendo a pico una botella porque sólo embocando Ron Caña eran capaces de resistir la larga travesía de la noche llena de presagios malos, de susurros y de aromas suficientes para partir el alma y enrarecer los minutos que avanzaban hacia la luz azul y extraña de la madrugada por el aire que iba convirtiéndose en brisa." (25).

sábado, 17 de diciembre de 2011

MEMORIA Y OLVIDO III

 El olvido en la reconstrucción autobiográfica se presenta como un silencio que permite abrir interrogantes, realizar saltos cronológicos, sugerir diversas interpretaciones en el lector. La memoria es el centro medular de la autobiografía por lo cual ésta también se surtirá del olvido. El olvido funciona, en algunas ocasiones, como impedimento para que la narración autobiográfica sea exacta, pues algunos recuerdos se ampararan en las deformaciones del olvido debido al paso del tiempo. “La memoria, selectivamente olvida informaciones para poder recuperar la información más significativa” (Puertas, 2004:154). Gracias al olvido la memoria se concentra en hechos sustanciales y se organiza, de ahí, que estos lapsus sean activadores de la narración para acceder a una nueva dimensión del tiempo. “No es la memoria la que conserva, sino el olvido. El olvido es la condición lógica de la memoria y su rememoración” (Rosa, 1990:62). P. Ricoeur, asevera algo similar, pues plantea que no debemos ver al olvido como enemigo de la memoria y considera dos niveles de profundidad: cuando se refiere a la memoria como inscripción, retención, o conservación del recuerdo (nivel más profundo) o cuando se refiere a la memoria como función de la evocación o de la rememoración (nivel manifiesto) (1999:53). En el primero, el olvido no se limita a impedir la evocación de los recuerdos, sino que busca borrar la huella de lo que hemos aprendido o vivido; en el segundo pasamos a la memoria que “evoca”, al recuerdo que “vuelve” a hacerse presente. En su autobiografía Crespo expone su pensar sobre lo que es el olvido, aunque con su lenguaje y particular forma de escribir: “Eran las horas en que se decía que hay tristeza y que hay pena cuando uno va entrando en la memoria. Pero esa tristeza y esa pena no vienen, quien lo diría, de la memoria que renace sino del olvido que todavía se resiste. (193). La misma palabra olvido esta citada en toda su autobiografía cincuenta y siete veces y refuerza la importancia que Crespo le da al uso de su memoria. Mezcla la palabra olvido en párrafos que crea con un lenguaje muy propio, como el que vemos en la siguiente cita:

Uno mira la vida y ve ese río fluyendo desde los génesis oscuros y presiente que el agua soñadora puede calmar la sed con que nacimos pero que no hay sed en el mundo que pueda contener a ese río. Debemos alegrarnos y dar gracias por el sorbito fresco que bebemos sin sentir amargura por la corriente que se aleja. El sorbo que bebemos es la dicha pero el río que dejamos correr es la esperanza. Y en esta hora mi sombra tiene que hacer lo mismo que el gorrioncito ciego: pararse en el sombrero del espantapájaros y dar dos o tres silbos para que los recuerdos vean que el demonio con lepra en los ropajes (es decir el olvido) no es más que un palo con harapos y las horas perdidas se vayan acercando y reaparezcan los fantasmas. (194)

*PUERTAS M., Francisco E. (2004). Aproximación semiótica a los rasgos generales de la escritura autobiográfica. La Rioja: Universidad de la Rioja.
*ROSA, Nicolás. (1990). El arte del olvido (sobre la autobiografía). Buenos Aires: Punto Sur.
*RICOEUR, Paúl. (1999). La lectura del tiempo pasado: Memoria y Olvido. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid.

lunes, 12 de diciembre de 2011

LA MEMORIA Y EL OLVIDO II

Para que la reconstrucción del pasado sea posible ha de intervenir la memoria y, en literatura, hablamos de la literatura de la memoria ya que lo que sucede es que el escritor, frente a la página en blanco, cierra sus ojos y va con su memoria hacia atrás, hace una retrospección que le permite rescatar de ella lo más importante, valioso y esencial de su pasado, bien por el camino objetivo de su conciencia cognoscente o por algún otro camino incontrolado y automático de su inconsciente que hace que su memoria se active. En el RAE, encontramos varias definiciones para la palabra memoria, pero la que más se acerca al contexto de mi trabajo es “facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado” porque aunque las definiciones relacionadas con la literatura “Estudio o disertación escrita, sobre alguna materia” y “libro o relación escrita en que el autor narra su propia vida o acontecimientos de ella” tengan que ver con un tipo de escrito, el sentido a utilizar será el inicial. Crespo, hace brotar de su memoria todos aquellos arquetipos que se habían fijado en su infancia y posteriormente en la adolescencia, etapas primordiales para su formación estética.

Para F. Puertas, “La memoria es la que nos permite darnos cuenta, ser conscientes y tener conciencia, la que nos obliga a ser entes autobiográficos volcados hacia nosotros mismos, a nuestro pasado, a lo que de él queda en el presente de una reconstrucción que sólo la memoria asegura y hace posible”. (2004:30). F. Puerta expone más adelante, que debemos preguntarnos hasta qué punto las emociones reflejadas en un texto autobiográfico nos da una idea aproximada de la personalidad del escritor que estudiamos y del estado de ánimo en que se encuentra cuando redacta sus escritos. Gracias a la memoria, nos realizamos social y culturalmente pues mantenemos nuestra identidad cultural debido a la capacidad de aprendizaje que se representa en ella. A. Loureiro, expone que “la memoria actúa como redentora del pasado al convertirlo en un presente eterno” (1991:3) o como lo afirma J. Pozuelos “la memoria autobiográfica es pasado presente” (2006:87).

Otro autor, P. Ricoeur realiza toda una investigación sobre dos aspectos básicos: la memoria, en cuanto ente del tiempo, y el olvido, en cuanto obra del tiempo destructor. Analiza las implicaciones de la memoria individual y la memoria colectiva, además de sus relaciones con la historia en donde el perdón y el olvido cobran marcada importancia. La memoria colectiva, será tratada en un apartado siguiente. Con respecto a la memoria individual, P. Ricoeur nos expone tres rasgos que la caracterizan: que es singular, o sea un criterio de identidad personal pues nuestros recuerdos no pueden transferirse a la memoria de otros; que existe un vínculo original de la conciencia con el pasado ya que “La continuidad temporal también nos permite saber si la distancia que existe entre el presente y los acontecimientos evocados en el recuerdo es mayor o menor” (1999:16); que existe la sensación de orientarse a lo largo del tiempo, del pasado al futuro. También, nos expone la relación que existe entre la memoria y la imaginación, de las que reconoce que ambas operaciones cumplen la función común de hacer presente algo ausente pero que se deben separar ya que hay que poner de relieve la especificidad de la dimensión temporal de la memoria. El problema de la imaginación puede ocultar el de la memoria, como él mismo lo afirma: “Hay que recuperar esa especificidad y señalar la distancia temporal de la cosa recordada frente a la conquista desde hace siglos del problema de la memoria por parte del de la imaginación” (25). Se trata aquí de establecer una diferencia del recuerdo presente en la mente (enfoque estático) y del recuerdo que busca remontar la sucesión de los recuerdos intermedios (enfoque dinámico), por lo que el punto crítico no se encuentra en el ámbito de lo recordado, sino en la referencia al tiempo pasado. Como he venido incidiendo en una estadística del uso de algunas palabras, quisiera comentar que el sustantivo “memoria” es utilizada por Crespo cincuenta y cuatro veces durante toda su narración, lo que de alguna forma muestra la importancia que le da a ésta para construir su escrito.
*
LOUREIRO, Ángel (1991). "Problemas teóricos de la autobiografía". Suplementos Anthropos 29: 2-6.
POZUELO Y., José M. (2006). De la autobiografía. Teoría y estilos. Barcelona: Crítica.
PUERTAS M., Francisco E. (2004). Aproximación semiótica a los rasgos generales de la escritura autobiográfica. La Rioja: Universidad de la Rioja.
RICOEUR, Paúl. (1999). La lectura del tiempo pasado: Memoria y Olvido. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid.

lunes, 28 de noviembre de 2011

LA MEMORIA Y EL OLVIDO

Hablar de memoria, implica hacer referencia a la retrospección y para F. Puertas, “Sólo a través del pasado, de la búsqueda de los orígenes, es posible interiorizar y comprender la raíz íntima de los comportamientos y la forma de ser que se indagan” (2004:24)*, esa retrospección supone una interpretación explicativa de sucesos que tiene como protagonista al autor de la narración. Cuando el autor mira hacia atrás encuentra otro yo que ha actuado de manera diferente a como actúa en el presente, ya que la retrospección esta unida íntimamente a la introspección o mirada hacia adentro en la reconstrucción del espacio íntimo que es lo que se exterioriza y así la escritura le sirve al autor para re-crear ese universo vivido. La imagen duplicada (representación mental de las cosas percibidas) que el pasado le devuelve al autobiógrafo hace que esta funcione como caja de resonancia en la que éste escucha su propia voz, la voz de la conciencia y así el autor se reconoce en el pasado y su yo adquiere consciencia de su unidad y diferencia con el paso del tiempo. Sin tiempo no hay autobiografía. Las reproducciones mentales de la realidad a las cuales llamamos imágenes duplicadas, no son necesariamente tan exactas como las fotografías pues las imágenes alteran la realidad combinándolas unas con otras, creamos imágenes de cosas jamás percibidas, de cosas incorpóreas y de abstracciones y, en Crespo la facultad de crear imágenes es notoria.
Ciertas retrospecciones para G. Genette, “pese a estar dedicadas a acontecimientos singulares, pueden remitir a elipsis iterativas, es decir, relativas no a una sola fracción del tiempo transcurrido, sino a varias fracciones consideradas semejantes en cierto sentido repetitivas” (1989:108¨)*. Estas analepsis repetitivas (internas o homodiegéticas) serán evocaciones y alusiones a su propio pasado. La obra de Crespo está llena de estas analepsis:

“Un resplandor gotea desde los mangos. Así eran esas tardes soñolientas de verano en que las ramas revigidas de los parrales sin sombrío chirriaban con ese viento repentino que derramaba su violencia sobre toda la aldea, corría la sombra de las enredaderas en los muros y silenciaba el grito de los pájaros costeros. El cielo (ese resplandeciente nada era la muerte) se iba profundizando con una tonalidad de azul más temerosa, más intensa, más sola, como si unos ángeles locos y todavía sorprendidos de no encontrarse entre los condenados quisieran expresar en monótono, en una sola vibración de azules, la forma, el peso y hasta el agobio mismo del espacio.” (203)

*GENETTE, G. (1989). Figuras III. Barcelona: Lumen.
[PUERTAS M., Francisco E. (2004). Aproximación semiótica a los rasgos generales de la escritura autobiográfica. La Rioja: Universidad de la Rioja.

lunes, 24 de enero de 2011

FILOSOFÍA DE VIDA

La obra de José Manuel Crespo se caracteriza también por cuestionar lo que acontece al hombre en su medio. Transcribo aquí algunas citas que nos remiten a ésto y que son de una belleza literaria sin igual:

"Es casi noche. Ahora las músicas perdidas duermen entre las hojas y el graznido de los pájaros roncos me cae sobre la vida como el puñado de arena que se lanza para matar un fuego. Es el momento en que regresan los fantasmas, las neblinas, los olvidados sueños. Es la hora extraña en que el señor de la viña le da el mismo denario a quienes estuvieron desgajando uvas desde la mañana y aguantaron la sed y el resistero de la resolana que a quienes empezaron a trabajar en la frescura del ocaso. Y eso a nadie le gusta. Oscuramente preferimos las cuentas duras pero claras del mundo a las incertidumbres del amor. Es casi noche. Es la segunda muerte de la luz en día. El patio que en el atardecer estaba tibio como la luz de una naranja partida en agrias medialunas, es un rumor de hojas movidas por la música de unos hondos oboes". (p. 237)

"Un silencio, un vacío que no era todavía el de la muerte iba por el fluir de mi conciencia llegando al centro de la hora como un venado agónico a lo profundo del bosque". (p. 240)

"Uno mira la vida y ve ese río fluyendo desde los génesis oscuros y presiente que el agua soñadora puede calmar la sed con que nacimos pero que no hay sed en el mundo que pueda contener a ese río. Debemos alegrarnos y dar gracias por el sorbito fresco que bebemos sin sentir amargura por la corriente que se aleja. El sorbo que bebemos es la dicha pero el río que dejamos correr es la esperanza. Y en esta hora mi sombra tiene que hacer lo mismo que el gorrioncito ciego: pararse en el sombrero del espantapájaros y dar dos o tres silbos para que los recuerdos vean que el demonio con lepra en los ropajes (es decir el olvido) no es más que un palo con harapos y las horas perdidas se vayan acercando y reaparezcan los fantasmas…"

martes, 4 de enero de 2011

El tiempo como recuerdo y memoria

Vale la pena señalar el manejo del tiempo como uno de los elementos más importantes de la obra de José Manuel Crespo. Veamos algunas citas textuales que hacen relación a este elemento en su autobiografía, Largo ha sido este día. Todas son tan inspiradoras, tan bellas, tan perfectas...

"Era tarde. Por instantes la luz iba volviendo casi a soplos en la brisita fría que no lograba liberarse del olor del salitre y que agitaba las sombras y las enredaderas en esa hora en que el mar incendiaba la tierra y la tierra incendiaba la opaca sombra de las orillas." (P. 195)

"El tiempo se hacía lento. Cada minuto se iba madurando en la humedad de los helechos y entre la carne oscura de las uvas. Un tiempo extraño (un tiempo que casi podía verse lo mismo que los anillos, vetas y colores del tronco de un roble talado) venía como un pájaro de humo penetrando en las redes del tiempo habitual de cada día, pasaba, se hacia presente en el silencio de la temperatura recordando ese aullido sofocado que se sentía latir en lo profundo de los sones de santería de los negros. Quién lo hubiera creído: había otro tiempo gimiendo por debajo de la monótona música de las horas con un ansia de bestias apareándose que le ponía la carne de gallo a las violetas. Mi sombra lo sabía. Lo había visto en los crímenes, las fugas y las persecuciones por los pasillos y escaleras de las mansiones podridas de los sueños. El tiempo se hacía rumor, un aire denso." (P. 197)

"Vi cómo ese momento se cruzaba conmigo y se perdía para siempre en el pasado. Me vi a mí mismo viendo aquel instante y tratando de grabarme el silencioso atardecer en la memoria para pasado el tiempo compararlo con los atardeceres del mañana. Todo era cotidiano: la brisa en las cortinas, los quejidos a rachas de los canarios asustados, las mandarinas en el plato." (p. 205)