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Viaje al mundo literario narrativo y poético de este escritor a través de toda su obra.



miércoles, 7 de agosto de 2013

MEMORIA COLECTIVA IX



        Como lo afirma J. Pozuelo:

La forma autobiográfica se verá directamente afectada por la dialéctica memoria/olvido que suscita la ambivalencia de la escritura como condición de ambas, para determinar el eje de discusión en la lucha que el género autobiográfico sostiene con esta doble condición de la escritura: ser memoria y ser olvido. 
(Pozuelo, J. (2006). De la autobiografía. Teoría y estilos. Barcelona: Crítica, p.75) 

     Para este autor, la autobiografía no es otra cosa que un modelo de combatir, de limitar, de atemperar el olvido de la escritura. Si la memoria quiere perdurar, no caer en el olvido, requiere comunicarse para tener receptores que se interesen en perpetuar ciertos acontecimientos que permitan reconocerse en ellos. Es la misma reflexión que manifiesta Paul Ricoeur y por ello habla de ‘memoria declarativa’, puesto que ésta alude siempre a algo: “Decir que nos acordamos de algo, es declarar que hemos visto, escuchado, sabido o aprehendido algo, y esta memoria declarativa se expresa en el lenguaje de todos, insertándose, al mismo tiempo, en la memoria colectiva” (Ricoeur, P. (1999). La lectura del tiempo pasado: Memoria y olvido. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid, p. 27).

     Por último, es importante, agregar que la memoria de Crespo afirma cierta influencia de algunos autores en aspectos como el manejo del tiempo, el subjetivismo y la evocación de recuerdos. En la entrevista que le realicé, expone que hubo influencia, por ejemplo, de Virginia Woolf, por medio del texto Las olas, libro en el cual encontró estar a un paso del vacío ya que cuando lo leyó se sintió interpretado; de Marcel Proust, admiró la evocación larga y el detalle en sus descripciones; y, de Albert Camus, la profundidad en los cuestionamientos sociales y conflictos del ser humano, todo ello comprobable en su autobiografía. “Es el momento en que regresan los fantasmas, las neblinas, los olvidados sueños.” (Crespo, J. (1987). Largo ha sido este día. Bogotá: Plaza y Janes, p. 237)

lunes, 5 de agosto de 2013

MEMORIA COLECTIVA VIII



     Con Crespo, todo está aquí y ahora, todo es posible porque existe la memoria. El sentido de totalidad se alcanza sin prescindir de ninguna de las dimensiones de la conciencia y, por tanto, de la vida: una educación sentimental, el amor, el paisaje y la ciudad, la reflexión sobre la historia y la religión, el tiempo pasado y el presente más inmediato. Es necesario recuperar la memoria, porque lo que se hace sin memoria constituye un mundo falso: “Si a mi sombra le diera por ayudarme a evocar tantas cosas perdidas entre los fosos y parapetos de la memoria y el torbellino de las existencias efímeras y pudiera detenerme en el reino de las presencias perdidas […]” (Crespo, J. (1987). Largo ha sido este día. Bogotá: Plaza y Janes, p. 68).


     La rememoración y las coordenadas en que Crespo hace que los eventos se tornen significativos e inteligibles se desenvuelven a partir de marcos grupales de lenguaje y de cultura compartidos. Considero que la memoria es lingüística verbal, la memoria se encuentra mediada con ayuda de los signos. Y no podía ser de otra forma toda vez que no hay memoria por fuera del lenguaje, o al menos se ve de alguna manera imposibilitada: su reconstrucción se dificulta. Y en tanto que las palabras son sociales y constituyen la forma más directa de comunicar significados, cosas como las imágenes para ser comunicadas tienen que ser expresadas a través de palabras. Port eso he dicho que para recordar hay que pensar. En el lenguaje, en todo caso, sea externo (de palabras) o interno (de pensamiento) se contiene lo social, se posibilitan los recuerdos, las representaciones, las imágenes, las ideas sobre el presente, pero también sobre el pasado, de ahí que sea tan primordial el análisis de las categorías que vengo nombrando desde el comienzo.