Toda autobiografía tiene una extensión libre, aunque debe abarcar un
espacio temporal de la vida del narrador para que exista dinamismo en su
escritura. “La extensión no es determinante, aunque es preciso que se abarque
un periodo de tiempo entre lo vivido y lo escrito, pero lo más significativo es
la intensidad alcanzada” (Puertas, 2004:153). La intensidad, que es tan
significativa, es de una extraordinaria fuerza en los escritos de Crespo. En
relación con la duración, Genette muestra la constancia de la velocidad, en donde, “la velocidad del relato se
definirá por la relación entre una duración – la de la historia- medida en
segundos, minutos, horas, días, meses, años, y una longitud – la del texto- medida
en líneas y en páginas” (1989:145). Aplicando estas categorías a la
autobiografía de Crespo y de acuerdo a las declaraciones que da en su
entrevista, el tiempo que le tomó escribirla fue de un año y
dieciocho días, pero dentro de su narración el tiempo que abarca es sobre todo
sus primeros diez años de vida en su pueblo natal antes de que fuera enviado a
Bogotá y, el número de páginas es de doscientas cuarenta y cuatro.
Genette,
G. (1989). Figuras III.
Barcelona: Lumen.
Puertas, F. (2004). Aproximación semiótica a los rasgos
generales de la escritura autobiográfica. La Rioja: Universidad de la Rioja.